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Alemania enfrenta tensiones fiscales a medida que cambian las políticas tributarias

by VivimosEnDE
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La aplicación desigual de las obligaciones fiscales genera preocupación

Alemania se enfrenta a crecientes críticas por sus prácticas de ejecución fiscal, especialmente en lo que respecta a sus ciudadanos más adinerados. Datos gubernamentales recientes revelaron que el número de auditorías a personas con ingresos superiores a medio millón de euros anuales ha disminuido significativamente. En 2021, más de 1,100 auditorías a las personas con mayores ingresos generaron casi 130 millones de euros en ingresos fiscales adicionales. Para 2023, la cifra se había reducido a 876, con tan solo 75 millones de euros recaudados. Cabe destacar que el grupo de aproximadamente 15,000 XNUMX personas con altos ingresos ya no se rastrea por separado, y no se realizan auditorías de seguimiento automáticas.

Esta disminución de la supervisión ha provocado una reacción política negativa. Legisladores de izquierda culpan al Partido Democrático Libre (FDP) y al exministro de Finanzas Christian Lindner de lo que describen como una relajación deliberada del escrutinio fiscal. Argumentan que se está socavando la justicia fiscal en beneficio de la conveniencia política. Dietmar Bartsch, destacado portavoz de presupuesto de Die Linke, ha pedido al ministro de Finanzas, Lars Klingbeil (SPD), que aborde el déficit invirtiendo en más personal para las oficinas tributarias y exigiendo auditorías para las personas con altos ingresos.

Las cargas fiscales locales aumentan para compensar la presión presupuestaria

Mientras la supervisión a nivel federal disminuye, algunos municipios están endureciendo las reglas. En Nordenham, el ayuntamiento aprobó una nueva ronda de medidas fiscales para estabilizar el presupuesto local. Un nuevo impuesto predial se aplicará ahora incluso a terrenos no urbanizados, pero edificables. El impuesto al entretenimiento también aumentará. El comité de finanzas de la ciudad rechazó otras propuestas de aumento de impuestos.

Estas medidas forman parte de un esfuerzo más amplio para responder a las presiones presupuestarias tras la negativa del distrito de Wesermarsch a aprobar el plan presupuestario bienal de la ciudad para 2025-2026. En su lugar, la autoridad regional exigió un plan de consolidación fiscal, esencialmente un paquete de medidas de austeridad local. En este contexto, la ciudad ha comprometido, no obstante, más de 4 millones de euros para renovar y ampliar una guardería local en Abbehausen, lo que demuestra que las prioridades de inversión se mantienen a pesar de las limitaciones financieras.

La iniciativa de crecimiento se estanca porque los estados se niegan a compartir las pérdidas fiscales

A nivel nacional, el gobierno federal alemán ha lanzado un ambicioso programa de impulso al crecimiento, diseñado para contrarrestar la recesión actual. La iniciativa incluye opciones de amortización acelerada, importantes reducciones fiscales para las empresas, una deducción especial del 75 % por amortización de vehículos eléctricos y cientos de miles de millones de dólares en inversión pública. Si bien inicialmente fue bien recibido por los centros de estudios económicos, el plan corre el riesgo de estancarse.

El problema central reside en el modelo de reparto de costes. Si bien el gobierno federal se ha comprometido con estas medidas, los 16 estados federados se niegan a absorber su parte del déficit fiscal resultante. Durante los próximos cuatro años, se prevé que las arcas públicas pierdan 46 30 millones de euros en ingresos, de los cuales XNUMX XNUMX millones recaerán en los estados y municipios. El Bundesrat, la cámara alta que representa a los estados, amenaza con bloquear la legislación necesaria a menos que se negocie un acuerdo financiero más favorable.

El estancamiento político amenaza el impulso reformista

El ministro de Finanzas, Klingbeil, se encuentra bajo presión para negociar un acuerdo antes de que la legislación regrese al Bundesrat el 11 de julio. Las conversaciones entre funcionarios federales y estatales se han intensificado, y Klingbeil ha aprovechado su experiencia previa en negociaciones de coalición para conseguir apoyo. Sin embargo, la historia no le acompaña. Los intentos anteriores de reforma que implicaban finanzas compartidas han obligado al gobierno federal a menudo a hacer concesiones.

El caso de Klingbeil se ve reforzado por el argumento de que todos los niveles de gobierno se beneficiarán a largo plazo. Muchas de las pérdidas fiscales son temporales, y se espera que el aumento de los beneficios empresariales impulse la recaudación fiscal en los próximos años. Además, una nueva reforma del freno de la deuda permite a los estados asumir una deuda limitada, lo que atiende las quejas previas sobre su inflexibilidad. Asimismo, 100 XNUMX millones de euros del paquete de inversión federal se destinarán a proyectos que benefician directamente a los estados.

No obstante, la resistencia sigue siendo fuerte. Los críticos argumentan que las negociaciones fiscales previas ya han sesgado la distribución de los ingresos fiscales nacionales a favor de los estados. Algunos consideran que la resistencia actual forma parte de un patrón de larga data en el que las ambiciones federales se ven regularmente limitadas por los vetos estatales.

Un frágil equilibrio entre supervisión, inversión y equidad

La política fiscal alemana se encuentra actualmente en un delicado equilibrio. Por un lado, existe una creciente presión política y económica para estimular el crecimiento mediante desgravaciones fiscales e inversión. Por otro, existe una erosión de la supervisión sobre quienes más pueden contribuir a los ingresos públicos y una negativa de los estados a asumir una parte justa de los costos a corto plazo. Mientras algunos municipios aumentan los impuestos para cubrir déficits presupuestarios, otros siguen invirtiendo en infraestructura pública, lo que pone de manifiesto profundas inconsistencias en la estrategia fiscal.

A menos que se logre un avance en las próximas semanas, el plan insignia de recuperación económica del gobierno federal podría correr la misma suerte que las iniciativas anteriores: diluirse, retrasarse o desmantelarse en las negociaciones. El resultado no solo determinará la recuperación económica de Alemania, sino que también pondrá a prueba los límites de su sistema federal.

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