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Crecen los temores sobre el oro alemán retenido en EE.UU. durante el segundo mandato de Trump

by VivimosEnDE
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Resurgen las preocupaciones sobre las bóvedas extranjeras en medio de la incertidumbre política

En Alemania se está desatando un renovado debate político sobre la seguridad de sus reservas de oro almacenadas en el extranjero, en particular las 1,244 toneladas que se guardan en las bóvedas del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, en las profundidades de Manhattan. Mientras el expresidente estadounidense Donald Trump asume un segundo mandato, los críticos en Alemania expresan su preocupación urgente de que el oro, con un valor de más de 117 XNUMX millones de euros, pueda perder su seguridad bajo una administración estadounidense cada vez más impredecible.

Estas reservas de oro, equivalentes a casi 100,000 lingotes estándar de 12.5 kilogramos, representan más de un tercio de las reservas totales de Alemania. El oro restante se reparte entre Fráncfort, donde se almacena aproximadamente la mitad, y Londres, que posee el 13% de las reservas del Bundesbank. Las peticiones para que el oro regrese a Alemania se intensifican, impulsadas por el temor a que Trump pueda interferir con la independencia de la Reserva Federal de Estados Unidos y potencialmente utilizar el oro de propiedad extranjera como herramienta geopolítica.

La influencia de Trump sobre la Reserva Federal genera alarma

El debate, antes un tema limitado a expertos financieros y círculos nacionalistas, ha entrado en la corriente política dominante. Markus Ferber, miembro de la CSU en el Parlamento Europeo, advirtió públicamente que Trump podría idear estrategias "creativas" para gestionar el oro extranjero almacenado en territorio estadounidense. Su advertencia refleja una inquietud más amplia en Berlín: si el ejecutivo estadounidense ejerciera control sobre la Reserva Federal, las reservas del Bundesbank en Nueva York podrían, en teoría, quedar bajo jurisdicción estadounidense, directa o indirecta.

Los repetidos ataques verbales de Trump contra el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y su historial de socavar la independencia institucional avivan estas preocupaciones. Si bien el Bundesbank mantiene actualmente la confianza en sus socios estadounidenses, los críticos señalan que la confianza por sí sola podría no ser una protección suficiente en el actual clima geopolítico.

El Bundesbank defiende el statu quo, los críticos exigen medidas

A pesar del creciente malestar, el Bundesbank se ha resistido hasta ahora a las peticiones de cambiar su estrategia de almacenamiento. El presidente Joachim Nagel declaró recientemente a la prensa que no le quita el sueño y expresó plena confianza en el banco central estadounidense. La institución argumenta que la seguridad y la accesibilidad al mercado siguen siendo los criterios principales para seleccionar las ubicaciones de almacenamiento, y que Nueva York sigue cumpliendo estos requisitos.

Sin embargo, las voces políticas y de la sociedad civil siguen presionando al Bundesbank. La Asociación Europea de Contribuyentes y la Federación Alemana de Contribuyentes han enviado cartas formales tanto al Ministerio de Hacienda como al Bundesbank instando a una reevaluación de las disposiciones actuales. «Traigan nuestro oro a casa», instó el presidente de la asociación, Michael Jäger, quien enfatizó el creciente riesgo estratégico de mantener la riqueza nacional en el extranjero en tiempos de tensión internacional.

Las raíces históricas del almacenamiento en el extranjero bajo escrutinio

La presencia de oro alemán en el extranjero no es nueva. Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania carecía de reservas de oro propias. A medida que la economía de posguerra crecía, se acumuló oro como pago por superávits comerciales, especialmente en dólares, pero el metal físico nunca se envió a Alemania. En cambio, la Reserva Federal de Estados Unidos transfirió la propiedad a cuentas a nombre del Bundesbank, dejando los lingotes en Nueva York.

Durante la Guerra Fría, almacenar oro en países aliados se consideraba una estrategia de seguridad. Un avance soviético en Europa Occidental podría haber puesto en riesgo las reservas alemanas en Fráncfort, lo que hacía que el almacenamiento en Estados Unidos y el Reino Unido pareciera lógico. Sin embargo, los críticos argumentan que esta lógica ya no encaja en el contexto estratégico actual, especialmente dada la imprevisibilidad de la actual administración estadounidense.

Los esfuerzos de repatriación anteriores sientan un precedente

Esta no es la primera vez que la preocupación por el almacenamiento de oro alemán en el extranjero alcanza el ámbito nacional. Entre 2013 y 2016, Alemania repatrió 300 toneladas de oro, principalmente desde Nueva York, a Fráncfort. El Bundesbank se había resistido inicialmente a las exigencias de auditar o inspeccionar los lingotes, alegando costes y sensibilidades diplomáticas. Sin embargo, bajo presión, organizó el transporte en fases discretas, utilizando aviones para entregar los lingotes, cuya autenticidad fue comprobada y almacenada en bóvedas ampliadas en Fráncfort.

Estos esfuerzos dieron lugar a un refuerzo de la seguridad nacional y a modificaciones en la infraestructura de almacenamiento, incluyendo la conversión de antiguos centros de datos en bóvedas. A pesar de esta experiencia, no se han producido nuevas reubicaciones a gran escala en los últimos años.

Los inversores privados reflejan las preocupaciones oficiales

La actual ola de ansiedad no se limita a las instituciones. Personas adineradas y entidades financieras también han comenzado a retirar su oro de EE. UU. en previsión de una posible inestabilidad económica o política. Inicialmente, tras la reelección de Trump, muchos inversores enviaron oro a almacenes neoyorquinos como COMEX para evitar aranceles y aprovechar los precios favorables. Sin embargo, a mediados de 2025, esta tendencia comenzó a revertirse. Los informes sugieren que las personas con un alto patrimonio neto están trasladando cada vez más su oro a jurisdicciones consideradas políticamente más estables, como Singapur.

Este cambio refleja una mayor incertidumbre sobre la fiabilidad del gobierno estadounidense bajo la influencia de Trump. En un caso notable, citado a menudo en medios alemanes, Venezuela, en 2019, no pudo acceder al oro que tenía almacenado en el Banco de Inglaterra debido a preocupaciones sobre la legitimidad de sus líderes y las implicaciones de las sanciones internacionales. Para muchos alemanes, la lección es clara: el oro almacenado en el extranjero puede volverse rápidamente inaccesible en condiciones inadecuadas.

Seguridad versus soberanía: el dilema estratégico

Quienes defienden el almacenamiento continuo en el extranjero argumentan que mantener presencia en centros financieros como Nueva York y Londres mejora la liquidez y la flexibilidad del comercio internacional. Trasladar el oro no solo sería logísticamente complejo y costoso, sino que también podría generar tensiones diplomáticas. Además, el Bundesbank sostiene que el oro almacenado en EE. UU. puede movilizarse rápidamente en los mercados globales durante las crisis, una característica clave que el almacenamiento nacional podría no ofrecer con la misma eficacia.

Sin embargo, la pregunta subyacente persiste: ¿es todavía sensato confiar en instituciones extranjeras para salvaguardar los activos nacionales en una era marcada por el nacionalismo económico y las cambiantes alianzas globales?

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