El jefe de las Fuerzas Armadas alemanas, Carsten Breuer, afirma que un sorteo no proporciona las habilidades ni la motivación que necesita la Bundeswehr. Su mensaje es claro: primero se debe evaluar a todos los miembros del grupo de edad correspondiente y, posteriormente, decidir quién es apto para el servicio y en qué función. Argumenta que una lotería debilitaría la calidad de la formación, generaría carencias en puestos especializados y socavaría la legitimidad de cualquier modelo de servicio renovado.
Esta postura surge en el marco de la elaboración de una nueva ley de servicio militar obligatorio que el Bundestag pretende finalizar antes de su entrada en vigor a principios de 2026. El debate se articula en torno a dos ejes. Uno se centra en el número de efectivos y la preparación dentro de las fuerzas armadas. El otro plantea una cuestión más amplia sobre la contribución cívica, incluyendo el servicio en protección civil y asistencia social. El debate sobre la evaluación del servicio militar obligatorio en Alemania se sitúa entre estos dos ejes, incorporando argumentos sobre derechos, deberes, aptitudes y credibilidad.
Lo que propone el jefe de las fuerzas armadas
El punto de partida de Breuer es el musterung, la evaluación estandarizada que antiguamente definía quién podía servir en el ejército. Él aboga por restablecer ese paso para toda una promoción en lugar de la selección por sorteo. En su opinión, una evaluación sistemática es la única manera de saber quién puede ocupar cada puesto. Si la Bundeswehr necesita una habilidad específica, como ciberseguridad o comunicaciones, un sorteo general no garantizaría la combinación adecuada de reclutas.
También insiste en que la motivación no es una variable trivial. Un sistema que respeta la voluntad de servir y asigna a las personas roles acordes a sus habilidades puede generar más soldados y mejores resultados de entrenamiento. Bajo esta lógica, el voluntariado y la evaluación pueden funcionar de forma secuencial. El registro de personal establece una imagen clara de quién puede servir, mientras que los incentivos y la asignación de roles ayudan a convertir ese grupo en efectivos para el servicio.
La idea de la lotería se topa con la resistencia política
La idea de realizar un sorteo para el servicio militar obligatorio ha suscitado inquietudes legales, prácticas y sociales. Una ministra de Baja Sajonia lo plantea con franqueza: el servicio militar obligatorio no es un juego de azar. Señala cuestiones de equidad, transparencia y estándares constitucionales. Si un sorteo aleatorio selecciona a un grupo de personas para el alistamiento o el servicio militar, se corre el riesgo de ignorar la preparación individual, el equilibrio regional y la compleja tarea de conformar unidades cohesionadas.
Otras voces en la política federal argumentan que un sorteo podría ser una alternativa si la participación voluntaria es insuficiente. Sin embargo, incluso quienes lo apoyan reconocen que cualquier selección aleatoria requeriría estrictas medidas de seguridad para evitar resultados arbitrarios. El estado actual del debate sugiere que el entusiasmo por un sorteo es limitado, mientras que el interés por un proceso más estructurado y legítimo sigue siendo mayor. En este contexto, el debate sobre el borrador de la evaluación en Alemania se centra en soluciones que priorizan la evaluación y en la demanda de condiciones de servicio atractivas.
Cómo funcionaría el proceso de selección y por qué es importante
La selección de un grupo de edad completo no es solo una cuestión militar. Es una tarea administrativa con componentes médicos, psicológicos y educativos. Se necesitarían criterios claros para las categorías de aptitud, las exenciones y los aplazamientos, junto con procedimientos de apelación transparentes. Sin esto, cualquier modelo podría enfrentarse a largas demoras y problemas de derechos. Los defensores de la selección argumentan que Alemania ya cuenta con la memoria institucional para llevar a cabo un reclutamiento justo y moderno si el mandato legal es claro.
El resultado de la política determinará los incentivos. Un proceso de evaluación transparente crea trayectorias predecibles. Si quienes poseen habilidades excepcionales saben cómo se valora su experiencia, es más probable que se ofrezcan como voluntarios. Si el proceso indica asignaciones significativas, y no puestos genéricos, la Bundeswehr puede cubrir necesidades urgentes sin malgastar tiempo ni presupuestos de formación. Por eso, la cúpula militar advierte contra la arbitrariedad. No se trata solo de disciplina y moral; se trata de utilizar las escasas plazas de formación para quienes tendrán éxito en ellas.
Debate sobre el borrador alemán de la evaluación y la vía legal en el Parlamento
La siguiente fase es legislativa. El plan del gobierno es consagrar la renovación del servicio en la ley, con inicio previsto para principios de 2026. Las comisiones del Bundestag están probando fórmulas que priorizan el voluntariado, a la vez que preparan planes de contingencia si las cifras resultan insuficientes. El debate sobre el proyecto de ley de evaluación en Alemania es fundamental, ya que los legisladores deben decidir si la evaluación será universal, selectiva o condicionada a las necesidades proyectadas.
Algunas propuestas sugieren un sistema de dos etapas. La primera etapa se basaría en inscripciones voluntarias, respaldadas por fuertes incentivos y conceptos de capacitación modernos. La segunda etapa, que se activaría si no se alcanzan los objetivos, ampliaría la base de evaluación y seleccionaría a los candidatos más cualificados y motivados para puestos específicos. En este diseño, la convocatoria funciona como una fuente de información, no como una línea de producción. Su propósito es adecuar la capacidad a la necesidad, no imponer una obligación rígida a todos.
Servicio público y opciones de voluntariado más allá del cuartel
El debate en Alemania no termina a las puertas de una base militar. Altos funcionarios estatales subrayan que la participación ciudadana también abarca los sectores de respuesta a emergencias, salud y asistencia social. Muchos jóvenes ya participan como voluntarios en programas estructurados, y quienes defienden esta iniciativa buscan mejores condiciones, mayor reconocimiento y más oportunidades para que el voluntariado contribuya a la formación y el desarrollo profesional. El objetivo es ampliar el concepto de servicio para que la resiliencia nacional no se defina únicamente por rangos y uniformes.
Esta perspectiva más amplia influye tanto en el lenguaje como en las políticas. Si el servicio se concibe como una progresión hacia roles significativos, más personas ascenderán. Si se concibe como un castigo o una obligación arbitraria, muchos se resistirán. Los críticos de los modelos de lotería subrayan que la legitimidad pública depende de la percepción de justicia. El debate alemán sobre la evaluación del servicio militar obligatorio, al priorizar la transparencia sobre la aleatoriedad, busca un equilibrio entre las necesidades de defensa y la confianza ciudadana.
Contexto de seguridad: un caso aparte en Berlín
Mientras se desarrolla el debate sobre el borrador, la policía de Berlín arrestó a un sirio de 22 años acusado de preparar un atentado con bomba. Unidades especiales llevaron a cabo el arresto y los registros, incautando artículos que las autoridades describieron como aptos para la fabricación de un artefacto explosivo o incendiario. La fiscalía afirma que el sospechoso había compartido propaganda del autodenominado Estado Islámico en redes sociales. El ministro federal del Interior calificó el nivel de amenaza terrorista de abstracto pero alto, y las autoridades berlinesas destacaron la estrecha coordinación entre los organismos de seguridad.
Este caso no modifica la política de reclutamiento obligatorio, pero sí condiciona el sentir general. Cuando ocurren incidentes de seguridad, influyen en cómo la ciudadanía interpreta los argumentos sobre preparación y resiliencia. Para el debate sobre la evaluación del servicio militar obligatorio en Alemania, sirve como recordatorio de que la política de defensa interactúa con la seguridad nacional y la cohesión social. Sin embargo, las cuestiones jurídicas y fácticas del caso de Berlín siguen siendo distintas del trabajo parlamentario sobre los modelos de servicio.
